Lo he soñado en esta casa
entre
paredes y puertas.
Dios les
permite a los hombres
soñar
cosas que son ciertas.
Lo he
soñado mar afuera
en unas
islas glaciales.
Que nos
digan lo demás
la tumba
y los hospitales.
Una de
tantas provincias
del
interior fue su tierra.
(No
conviene que se sepa
que muere
gente en la guerra).
Lo
sacaron del cuartel,
le
pusieron en las manos
las armas
y lo mandaron
a morir
con sus hermanos.
Se obró
con suma prudencia,
Les
entregaron a un tiempo
el rifle
y el crucifijo.
Oyó las
vanas arengas
de los
vanos generales.
Vio lo
que nunca había visto,
la nieve
y los arenales.
Oyó vivas
y oyó mueras,
oyó el
clamor de la gente.
Él sólo
quería saber
si era o
si no era valiente.
Lo supo
en aquel momento
en que le
entraba la herida.
Se dijo
"No tuve miedo"
cuando lo
dejó la vida.
Su muerte
fue una secreta victoria.
Nadie se
asombre
de que me
dé envidia y pena
el
destino de aquel hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario